La reducción de lúpulo por parte de los cultivadores y las malas cosechas debido a lluvias y sequías amenazan: aumentar precios, cortar ganancias, alterar recetas y cerrar cervecerías. Para ello, un grupo estadounidense apela a la hidroponía y clonan lúpulos en invernaderos.
La escasez mundial de lúpulo llega a un 30% en la última década. Charlie Papazian, presidente de la Asociación de Cerveceros grupo comercial de Boulder, Colorado, dice que los precios del lúpulo han subido durante el último año de unos 4 dólares por libra a más de 40 dólares por libra, aumentando en cerca del mil por ciento. Estos precios altos han causado que muchos microcervecerías aumentaran sus precios, y de continuar la falta de suministro tendrán que cerrar sus fábricas.
Desde la edad media cuando los monjes incorporaron este ingrediente a la cerveza: el lúpulo se transformó en pieza clave para la conservación y exportación de ésta, dando además el sabor amargo característico de las populares cervezas rubias.
Bajo el lema: “Sin lúpulos no hay cerveza” el grupo de científicos de Pittbourg, Space Farm Enterprise, trabaja en invernaderos para sustituir las plantaciones, a través de hidroponía o Hidro Hops. El lúpulo es una planta dioica y produce flores machos y hembras en plantas separadas. La flor hembra es la que sirve para desarrollar lúpulo comercial. Como el lúpulo es también heterocigótico, y por eso incapaz de reproducirse, es necesario mantener una variedad cultivada, o un cultivo, perpetuando así los clones negativos. Esto se realiza usando rizomas, comúnmente llamadas “raíces”, como elementos seminales. Estos elementos son extensiones perennes de la corona, pulposas y ricas en carbohidratos, que pueden convertirse en nuevas plantas.
Una planta normal se demora cuatro años en dar frutos, pero bajo la hidroponía sólo demora 4 meses. “Nuestro propósito, más allá de ayudar hoy con alternativas para la crisis del lúpulo, es satisfacer –el día de mañana- la necesidad de cervezas en la luna. ¿Cómo se quedarán sin ella?”, bromea Jason Tomsons, participante del proyecto.
Ésta alternativa podría ayudar a cerveceros desesperados que están pensando en alterar sus recetas. Es el caso del dueño de la Cía. Cervecera Flagstaff, Jeff Thorsett, quién considera reemplazar a algunas rubias por cervezas hechas a base de miel (mead) y sidra.
La escasez mundial de lúpulo llega a un 30% en la última década. Charlie Papazian, presidente de la Asociación de Cerveceros grupo comercial de Boulder, Colorado, dice que los precios del lúpulo han subido durante el último año de unos 4 dólares por libra a más de 40 dólares por libra, aumentando en cerca del mil por ciento. Estos precios altos han causado que muchos microcervecerías aumentaran sus precios, y de continuar la falta de suministro tendrán que cerrar sus fábricas.
Desde la edad media cuando los monjes incorporaron este ingrediente a la cerveza: el lúpulo se transformó en pieza clave para la conservación y exportación de ésta, dando además el sabor amargo característico de las populares cervezas rubias.
Bajo el lema: “Sin lúpulos no hay cerveza” el grupo de científicos de Pittbourg, Space Farm Enterprise, trabaja en invernaderos para sustituir las plantaciones, a través de hidroponía o Hidro Hops. El lúpulo es una planta dioica y produce flores machos y hembras en plantas separadas. La flor hembra es la que sirve para desarrollar lúpulo comercial. Como el lúpulo es también heterocigótico, y por eso incapaz de reproducirse, es necesario mantener una variedad cultivada, o un cultivo, perpetuando así los clones negativos. Esto se realiza usando rizomas, comúnmente llamadas “raíces”, como elementos seminales. Estos elementos son extensiones perennes de la corona, pulposas y ricas en carbohidratos, que pueden convertirse en nuevas plantas.
Una planta normal se demora cuatro años en dar frutos, pero bajo la hidroponía sólo demora 4 meses. “Nuestro propósito, más allá de ayudar hoy con alternativas para la crisis del lúpulo, es satisfacer –el día de mañana- la necesidad de cervezas en la luna. ¿Cómo se quedarán sin ella?”, bromea Jason Tomsons, participante del proyecto.
Ésta alternativa podría ayudar a cerveceros desesperados que están pensando en alterar sus recetas. Es el caso del dueño de la Cía. Cervecera Flagstaff, Jeff Thorsett, quién considera reemplazar a algunas rubias por cervezas hechas a base de miel (mead) y sidra.